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Foto del escritorColomba

Captando las señales del universo: del subconsciente al consciente

Vivo metida en la realidad de cómo pienso (sin esfuerzo, de forma natural) que serán las cosas, basándome en los patrones del día a día a los que estoy acostumbrada. Los días pasan con normalidad la mayoría del tiempo y uno tiende a fijarse en (o dar por sentadas) las cosas que ya conoce. Hay tanta información entrándonos cada segundo, que si la pensáramos toda nos volveríamos locos (?). La información entra en nuestro subconsciente y surge al consciente cuando cabe al contexto o cuando la necesitamos para entender algo. Esto que describo es algo parecido al fenómeno de los Echo chambers, un entorno en el que una persona sólo encuentra información u opiniones que reflejan y refuerzan las suyas: en mi realidad encuentro información que va reforzando la realidad a la que estoy acostumbrada.

Es difícil darse cuenta de cosas nuevas, especialmente estando muy metido en tu normalidad. Pero, hay cosas que se salen de lo “normal” pasando, tal vez, cada instante (y para cada persona lo normal puede ser muy distinto). Existen las cosas extra-ordinarias: eventos que se salen del orden o regla natural. Un ejemplo de lo extra-ordinario, para mí, es ponerle atención a los detalles de lo ordinario, en el mundo rápido en que vivimos es raro hacerlo. Notar los detalles dentro de lo ordinario es un acto extraordinario. El sol se pone cada día, pero ¿qué día es físicamente igual a otro? Notar las diferencias es extraordinario.

Ninguna puesta de sol es igual a la otra

Es un regalo poder ver esos fenómenos. Para hacerlo, hay que ir lento y atento a las señales que nos va dando el universo. Quizá esa es una de las claves para pensar outside the box: ir aprendiendo a ver más allá de lo que estoy acostumbrada a ver, aprender a escuchar y agarrar las señales más mínimas que captamos.

Viajar nos permite salir de lo cotidiano, abriéndonos a mundos muy distintos a los que acostumbramos. Mundos que para la gente que ahí habita pueden ser su normalidad. Viajar nos pone directamente en un contexto dónde podemos salir de la normalidad, pero aun puede ser que tratemos de encontrar nuestra normalidad ahí, ya que nuestra normalidad es cómoda.

Quiero compartir dos ejemplos muy marcados de lo que estoy hablando:

  • Estaba en Koh Lanta y era el festival de Loy Kathrong. Toda esa semana había tenido microsegundos de consciencia de que la luna estaba casi llena. El día del festival, estábamos todos los del pueblo sentados mirando el escenario.

El escenario de Loy Kathrong: Concurso de belleza

Se empezó a oscurecer y vi la luna, me llamó la atención que era simplemente una uña, porque estaba segura de que debería estar llena.

Luna uña

No le di mucha vuelta, pero mi razonamiento iba en dirección de cualquier razón que me dejara entender por qué basado en lo que estoy acostumbrada: una luna cíclica. Tal vez la luna llena pasa a ser una uña de un día para el otro y se me había olvidado, o tal vez había pasado más tiempo desde que la vi llena que lo que pensaba… argumentos así. Sentí que había algo raro, pero acepté que probablemente había habido un error en mi percepción.


Cada vez que veía la luna, me acordaba de que había algo raro. Hasta que después de un buen rato, me iluminé,


‘¿Será un eclipse?’


Lo googlie y ¡boom! ¡Era! ¡Eclipse total lunar!

Luna llenándose denuevo

Luna al final del eclipse

Todos estaban mirando el escenario, nadie se percataba de la luna, más razón me daba para pensar que no había nada raro pasando y por ende era un fallo en mi percepción. Después cuando llegué a mi homestay conocí a una mujer increíble que acababa de llegar a Koh Lanta y al Homestay, estaba en un camino muy parecido al mío. Le conté del eclipse y lo raro que había sido. Nos sentamos en mi deck-terraza iluminadísimas con la luz de la luna llena. Ahí me dijo, ‘ahora que lo mencionas, yo también había notado algo distinto, como que estaba muy oscuro, pero no le di mucha vuelta.’

Noche iluminada por la luna llena

¿Cuántas veces notamos algo raro, pero no le damos más vuelta? ¿Qué tantas cosas pasan desapercibidas por nuestra consciencia y se quedan sumergidas en nuestro subconsciente?

  • Llegué a mi hostal “Alleyway hostel” en Ho Chi Minh (Saigón) de noche y me puso muy feliz que estaba en un alley (callejón). Pensé ‘buuu, ojalá fuera más largo este alley.’ Me quedé con ganas de que hubiera muchos callejones más, anhelaba el potencial que me imaginaba de un lugar con muchos alleys.


No se me ocurrió de inmediato que esta ciudad tenía miles de alleys, que tal vez una actividad que podría disfrutar mucho era perderme en los distintos alleys. Acostumbrada a ciudades que solo tienen un par de alleys o casi ninguno, ¡no se me ocurrió altiro que esta iba a tenerlos!


Empecé a hacer mi pequeña investigación de qué hacer en Saigón y me salió un café “Alley Café”. En ese minuto quedó en mi cabeza el registro de que había algo con los alleys en Saigón. Un pensamiento en el limbo de mi subconsciente y consciente que estaba muy a flote para pescar si le daba suficiente atención. Y, en mis idas y venidas del hostal vía el alley hice el click.


Busqué “Alleyways in Saigon” y me encontré con un increíble blog “Walking Saigon’s Alleyways” (que btw, tampoco hice el click de inmediato que ese blog iba a ser una de mis guías en Vietnam, hasta que me lo topé de nuevo haciendo otra búsqueda de otro lugar) que ¡hablaba específicamente de la experiencia en los alleyways de Ho Chi Minh!


Me pasé mi último día entero caminando, perdiéndome por los hermosos y particulares alleys de Saigón. Una experiencia única que me permitió conocer de cerca la vida de los locales, sentir tranquilidad en una ciudad tan caótica como Saigón, sentir vida de pueblo en la gran ciudad. Mi alma se recargó de la energía pacífica de esos pedacitos de calle que tanto anhelaba.

Las señales de lo que mi alma anhela están ahí, pero tengo que darle tiempo al tiempo, yendo lento se vuelven más claras, prestándole atención a las cosas que me llaman la atención o me dejan inquieta hasta el nivel más mínimo. Como todo lo que más quiero incorporar a mi vida, es una práctica, que mientras más hago, más clara se vuelve. Nuestro ser está captando todo el rato señales, somos seres híper receptivos, pero uno elige a cual señal darle atención.


Somos los escritos del universo. Estoy en una misión de aprender a leer su idioma que toma tantas formas.

¡Me encantaría escuchar tus experiencias leyendo las señales, o logrando captar lo extraordinario! ¡¡¡Cuéntame en los comentarios!!!

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